Decía Tagore; “Tengo mi propia versión del
optimismo. Si no puedo cruzar una puerta, cruzaré otra o haré otra puerta. Algo
maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente”. Eso nos sucede.
Nokanchi Kanchu (Nosotros Somos) siempre busca una puerta para que todos los
que amamos el arte encontremos, a pesar de las dificultades, un espacio de
cultura, que más que una moda, sea un ejercicio intelectual del ser humano que vive
y piensa, y que es capaz de cultivar su talento en distintas expresiones. Ese
es el talento que rescatamos, que buscamos se oiga y se exprese en miles de
voces. Cantar porque el canto alimenta el espíritu, porque cuando los hombres
se juntan para cantar siempre son más felices. Escribir porque la palabra
escrita nos abre el pensamiento, nos hermana, por lo tanto somos una familia
donde el amor –amor universal no el pasional que todo mundo confunde- nos ilumina
y el arte nos va dando la forma. Por eso disfrutamos de los huaynos de Elcira
Bustillos cantando a coro con el auditorio; una décima de Antonio Silva quien
vino desde Chancay sólo para compartir con nosotros su buena memoria y la
picardía personal con la que rima sus versos. Es arte y un lujo escuchar a Juan
Flores Arrascue, improvisando, componiendo la belleza, fabricando las palabras
que nos detiene a pensar. Por eso escuchamos los versos de Orlando Ordóñez, de Alida
Chauca, de José la Chira e Inés Luna, las rancheras del charro Daniel Sulca, la
balada de Luis Alberto Calle, la quena de Luis Tipula, la canción de Dolly
RayCris, de Ofelia Salazar, “Takanamanta” cantando “Te recuerdo Amanda”. La
noche del sábado fue especial porque fue el homenaje a Pedro Lovatón Sarco, un
intelectual que además de ser vecino de San Juan de Lurigancho, es una persona
que contribuye al desarrollo cultural del distrito. Con enorme humildad creemos
que es el camino correcto. No es distracción sino arte porque crecemos como
personas, porque siempre aprendemos algo nuevo del otro. A eso se refería Vinicius
de Moraes cuando decía que la vida era el arte del encuentro... Un buen día
Guillermo Silva va a comprar el diario a la esquina de su casa y el diarista
que conocía su trabajo como escritor de cuentos le presenta al poeta Carlos
Mejía. Así llegó Guillermo a Nokanchi. Es como un padre al que la sabiduría le
enseña a extender la mesa para sentarse todos juntos a compartir y agradecer por
esa mesa. Guillermo Silva, autor del libro “Por un millón de amigos”, se ganó
el premio “Fraternidad Nokanchi 2016”.
Fuimos felices con entregárselo. Y por
supuesto no podríamos olvidar la presentación de libro “El silencio nos habla”,
del conferencista Pablo Tarrillo Purizaca. Es una obra especial que nos habla
de lo que pocos hablamos. Existe una riqueza interior que guarda el ser humano
cuando deja de ser el hombre abrumado por la rutina, por esa cronología
impuesta que no le pertenece porque el hombre debería despertarse con la
naturaleza y no con el reloj. Nos habla del silencio no de la mudez, sino de la
conciencia que se comunica con uno; esa es la voz del corazón. Por eso el libro
nos habla de Dios. Dicen los chinos que cuando te asalte el deseo de tener más
cosas, detente. Y es cierto porque solo en el silencio está la meditación y la
paz que tanto buscamos.
Sí, fue especial
la noche del sábado, y lo fue por la calidad de los invitados y el buen
gusto de los presentes de quienes siempre estamos agradecidos.